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Feature News | Wednesday, July 22, 2015

Aprendiendo espa�ol con paciencia, humildad, por la gracia de Dios

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MIAMI | “Me gusta como se dice popcorn en español: rositas de maíz”, dijo Natalie LaFleur, que lo aprendió durante su experiencia cultural en una visita a los lugares más emblemáticos de la multicultural ciudad de Miami, como parte del curso de tres semanas de duración para aprender español.

“En mi parroquia los niños hablan inglés y sus padres español; no es justo que recaiga (siempre) en los niños la tarea de traducir”, dijo LaFleur, directora de Formación en la Fe de la parroquia St. Joseph, en Stuart, La Florida.

“Quiero poder hablar el idioma”, dijo; “algunas veces los padres quieren hablar conmigo, yo quiero poder comunicarme directamente con ellos también”, agregó.

Margarita Voigt Poza, profesora voluntaria del programa de Inmersión en el Idioma Español y su Cultura del Instituto Pastoral del Sureste, SEPI, enseña a pronunciar correctamente en español algunos términos eucarísticos, durante una clase de lectura y pronunciación.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS

Margarita Voigt Poza, profesora voluntaria del programa de Inmersión en el Idioma Español y su Cultura del Instituto Pastoral del Sureste, SEPI, enseña a pronunciar correctamente en español algunos términos eucarísticos, durante una clase de lectura y pronunciación.

LaFleur, quien también da clases de estudios bíblicos en la escuela de su parroquia, una comunidad con una gran población hispana perteneciente a la Diócesis de Palm Beach, se casó con un francés y vivió algún tiempo en Italia, pero no había tenido un acercamiento directo al idioma español hasta que empezó el Programa de Inmersión en el Idioma Español y su Cultura, presentado por el Instituto Pastoral del Sureste, SEPI, en Miami.

El programa, de tres semanas de duración con un contexto pastoral y dirigido a todos aquellos que no dominan el idioma español pero que sirven a la comunidad hispana, en el Sureste de los Estados Unidos, empezó el 14 de junio y finalizó el 2 de julio.

Catorce estudiantes provenientes de los estados de Pensilvania, Carolina del Sur, La Florida y Texas, entre sacerdotes, diáconos, seminaristas y laicos en altos cargos de la Iglesia y que trabajan con el ministerio hispano, aprendieron español inmersos en la cultura de los hispanohablantes de Miami.

El curso no consistió sólo en aprender el idioma. “Nos sumergimos en la cultura”, dijo Stephen Colella, secretario del Consejo de Vida Parroquial de la Arquidiócesis de Miami, y uno de los participantes del programa.

Cada año, desde hace más de 30, el SEPI ofrece el curso porque “estamos convencidos de que al inmigrante hay que atenderlo en el idioma que el inmigrante necesita en su momento”, dijo Juan José Rodríguez, profesor y encargado del programa.

“Tener agentes de pastoral capaces de cumplir esa misión, es el sentido de este curso”, agregó Rodríguez.

Aunque el curso está diseñado para principiantes, muchos de los alumnos ya tienen cierto acercamiento con el idioma, porque no es posible aprender un nuevo idioma en tres semanas.

“Lo que sí puedo decir es que un sacerdote que no habla nada de español puede celebrar una Misa en español capaz de ser entendida, y si tiene a alguien que le traduzca una pequeña homilía, puede leer su homilía y lo puede hacer bien”, dijo Rodríguez.

Para muchos estudiantes la primera semana es muy difícil, pero, a partir de la segunda, “despiertan a un nuevo idioma”, agregó. El curso hace hincapié en el componente cultural; no se centra exclusivamente en el dominio de los conceptos básicos de la lengua española, sino también en los aspectos básicos de la cultura hispana.

El curso ocupa todo el día, por lo que los estudiantes viven en la casa de retiro del SEPI.

“Por las mañanas se dan clases generales y después se celebra la Misa, generalmente por alguno de los sacerdotes participantes. Después del almuerzo, se separa la clase en pequeños grupos para hacer prácticas de oraciones y lectura”, dijo Lydia Hoyo, profesora y encargada del programa.

Por las noches se dan presentaciones culturales sobre temas relacionados con la religiosidad popular o con los distintos grupos hispanos.

Lydia Hoyo, profesora del Programa realizado del 14 de junio al 2 de julio en el Instituto Pastoral del Sureste (SEPI), explica a sus alumnos la pronunciación de algunos términos eucarísticos.

Fotógrafo: ROCIO GRANADOS

Lydia Hoyo, profesora del Programa realizado del 14 de junio al 2 de julio en el Instituto Pastoral del Sureste (SEPI), explica a sus alumnos la pronunciación de algunos términos eucarísticos.

“Es una presentación de cómo piensan, cómo viven los mexicoamericanos, los colombianos, los puertorriqueños o los cubanos”, indicó Rodríguez. Un fin de semana visitan el Santuario de la Ermita de la Caridad, en Miami y también hacen un recorrido por la ciudad para ver cómo se vive en una ciudad multicultural.

La respuesta al programa siempre ha sido muy favorable. La cantidad de alumnos se mantiene entre 15 a 20 todos los años y muchos lo recomiendan después en sus diócesis.

El obispo actual de Savannah, Georgia, Mons. Gregory J. Hartmayer, pasó el curso, y el obispo anterior a él, también lo pasó, y el Arzobispo John Favalora, hace muchos años, también lo pasó.

Tomar las clases “me ayudó a aprender a preparar mis homilías y a entender el bagaje cultural de las personas a las que sirvo”, dijo el P. Phillip Tran, quien recientemente fue ordenado sacerdote de la Arquidiócesis de Miami.

El P. Tran nació en California, de padres vietnamitas; a los dos años se mudó a Boca Raton, en La Florida. Con el apoyo del P. Alejandro Rodríguez, el párroco de St. Thomas the Apostle, en Miami, el P. Tran pasó este curso el año pasado cuando aún era seminarista, sin imaginar que sería designado vicario parroquial de una parroquia tan hispana como lo es Little Flower, en Coral Gables, en la que se ofrecen Misas diarias en español. Al menos una vez a la semana, el P. Tran celebra la Misa en español.

El sacerdote califica su experiencia en el curso como algo muy productivo, “especialmente para alguien que no habla español y que iba a convertirse en sacerdote de la Arquidiócesis de Miami, donde tenemos muchas culturas y muchas personas de diferentes países. Es importante, al menos, poder hablar un poco para poder comunicarte: si no puedes decir nada y no puedes entender, ¿cómo podrías servir cuando te necesiten?”, dijo el P. Tran durante una visita al programa para apoyar a los actuales alumnos y concelebrar la Misa.

Pero lo que más aprendió fue “a tener paciencia, porque para aprender otro idioma se requiere mucha humildad y mucha paciencia contigo mismo”.

El P. Tran afirma haber aprendido mucho de las diferentes culturas y de la gente, pero la frase que más le ha impresionado y la que usa con mayor frecuencia es: “Por la Gracia de Dios”, explica, “porque creo que dice mucho sobre nuestra vida entera; incluso en mis días aprendiendo español, en todo lo que hago, pienso que Dios me ayuda mucho, pero para dar Misa y dar mis homilías en español, creo que es ‘por la Gracia de Dios’”.

Ryan Saunders, seminarista del Seminario St. John Vianney, de Miami, dice, como estudiante, que para ser sacerdote es una necesidad saber español.

Natural de Fort Lauderdale, Saunders dice que tiene muchos amigos que hablan español y que es uno de los pocos seminaristas que no tiene el español como primera lengua, o que no ha crecido bilingüe.

En este curso, “además de aprender el idioma, estamos aprendiendo la historia de cómo la Iglesia hispana se construyó en los Estados Unidos; el ministerio hispano y la Iglesia han crecido a lo largo de los años”, dijo Saunders.

Las clases le están dando mucha información en un periodo corto de tiempo, pero “es una buena base para ir al Seminario St. Vincent de Paul, en Boynton Beach, el próximo año y continuar mi educación. Voy a tomar clases de español allá”, agregó.

Estar en la comunidad de Miami “es como no estar en los Estados Unidos; acá todo lo que hacemos, todo es en español”, dijo el P. Rafael Lavilla, original de Manila, Filipinas.

El P. Lavilla pertenece a la diócesis de San Agustín, en La Florida; desde que llegó a Estados Unidos, hace 8 años, celebra Misas y confiesa en español. Con el apoyo de su obispo, Mons. Felipe Estévez, anterior Obispo Auxiliar de Miami, el P. Lavilla llegó al SEPI para aprender más español.

“Entender la cultura es entender a la gente, es entender mejor la Fe. Ahora creo que sí puedo evangelizar más efectivamente”, dijo el P. Lavilla, quien ha estado celebrando las Misas en español durante el curso.

Cuando se habla del ministerio hispano, dijo el P. Lavilla, “todo el idioma, la cultura, la forma en que hablan, la fe, es una gran parte de quienes son. Estoy feliz de entender eso; también aprendí cuán rica es la cultura que tienen, y la traen a Estados Unidos. Esa cultura afecta no sólo a ellos sino a toda la comunidad, a todo el país”.

El grupo de estudiantes del Programa de Inmersión en el Idioma Español y su Cultura del Instituto Pastoral del Sureste, SEPI, en la histórica Iglesia Gesu, en el Downtown de Miami, durante la excursión por la ciudad, que es parte del programa. Con ellos los profesores y encargados del programa, Lydia Hoyo y Juan José Rodríguez y el Dr. Paul George, guía e historiador de la ciudad de Miami.

Fotógrafo: CORTESÍA

El grupo de estudiantes del Programa de Inmersión en el Idioma Español y su Cultura del Instituto Pastoral del Sureste, SEPI, en la histórica Iglesia Gesu, en el Downtown de Miami, durante la excursión por la ciudad, que es parte del programa. Con ellos los profesores y encargados del programa, Lydia Hoyo y Juan José Rodríguez y el Dr. Paul George, guía e historiador de la ciudad de Miami.

Comments from readers

Ryan Saunders - 07/24/2015 03:04 PM
Estoy muy agradecido a Juan Jos�, Lydia, y los profesores y el personal de la SEPI para ayudar a prepararme para mi ministerio en la Arquidi�cesis de Miami. Es esencial comprender , leer y hablar espa�ol en Miami, y no puedo agradecer lo suficiente para ayudarme a preparar y ense�ar los fundamentos de la lengua . Le recomiendo este programa para todos los sacerdotes, religiosos, di�conos, seminaristas, y l�deres laicos que no hablan espa�ol ministerio en la Arquidi�cesis . _____________________________________________________________________________________ I am so very grateful to Juan Jose, Lydia, and the teachers and staff at SEPI for helping to prepare me for my ministry in the Archdiocese of Miami. It is essential to understand, read, and speak spanish in Miami, and I cannot thank them enough for helping prepare me and teaching the fundamentals of the language. I strongly encourage this program for all non-spanish speaking priests, religous, deacons, seminarians, and lay leaders ministering in the Archdiocese.

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