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Feature News | Monday, June 12, 2017

Prince of Peace celebra 30 a�os de vida cristiana y comunitaria

Voluntarios y feligreses de la parroquia Prince of Peace al concluir la Santa Misa en la Solemnidad de Pentecostés, el 4 de junio de 2017. El sacerdote colombiano Giovanni Peña (frente) lidera la congregación con entusiasmo evangélico.

Fotógrafo: Cortesía parroquia Prince of Peace

Voluntarios y feligreses de la parroquia Prince of Peace al concluir la Santa Misa en la Solemnidad de Pentecostés, el 4 de junio de 2017. El sacerdote colombiano Giovanni Peña (frente) lidera la congregación con entusiasmo evangélico.

 

La fachada de la parroquia Prince of Peace, en el oeste de Miami-Dade, fue inspirada por las iglesias coloniales de California, joyas arquitectónicas con pequeños campanarios y estructuras arcadas.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

La fachada de la parroquia Prince of Peace, en el oeste de Miami-Dade, fue inspirada por las iglesias coloniales de California, joyas arquitectónicas con pequeños campanarios y estructuras arcadas.

MIAMI | Miami recién había sido, durante 24 intensas horas, epicentro mundial del catolicismo tras la visita apostólica del Papa Juan Pablo II, en septiembre de 1987. Tres días después de despedirse el Sumo Pontífice, fue distribuida una misiva entre los residentes de un vecindario de clase media en el oeste de la ciudad informándoles sobre la fundación de una nueva parroquia en el área.

“La venida de Su Santidad Juan Pablo II, representante del Príncipe de la Paz, nos ha dejado el entusiasmo y satisfacción de nuestra Fe”, escribió el P. Luis Casabón. “Participemos y ayudemos con nuestra asistencia y cooperación a llevar a buen término ese entusiasmo”, subrayó, invitando a la comunidad a colaborar para, “todos unidos, hacer de tu parroquia Príncipe de la Paz una comunidad viva de fe”.

Poco imaginaban las primeras familias que respondieron al llamado que, tras su obediencia y su generosidad, emanaría una fuente de bien y de salvación para acoger en el seno de la Iglesia a varias generaciones de inmigrantes católicos y sus descendientes. Aquella semilla de irradiación misionera ha rendido inagotables frutos espirituales a lo largo de 30 años de adoración eucarística, práctica de los sacramentos y compromiso social.

Hoy, los feligreses de la parroquia Prince of Peace celebran esta cultura de solidaridad, misericordia y compasión en el trigésimo aniversario de su iglesia, una comunidad eclesial en la que todos ellos se sienten corresponsables de su desarrollo. Y como lema de la efeméride eligieron una apropiada y sublime consigna de San Juan Pablo II: “Recordando el pasado con gratitud, viviendo el presente con entusiasmo y mirando hacia el futuro con confianza”.

Las Hnas. mexicanas María Cristina Vargas Sánchez (izq.), Guadalupe Moctezuma y Esther Samudio, de la Congregación de Religiosas Teatinas de la Inmaculada Concepción, viven cerca de la parroquia y participan en sus servicios litúrgicos.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

Las Hnas. mexicanas María Cristina Vargas Sánchez (izq.), Guadalupe Moctezuma y Esther Samudio, de la Congregación de Religiosas Teatinas de la Inmaculada Concepción, viven cerca de la parroquia y participan en sus servicios litúrgicos.

Carlos y Maggie Pernas, uno de los matrimonios fundadores de la parroquia Prince of Peace hace tres décadas, cuando los servicios se realizaban en el Colegio de Belén. En marzo de 1999, se inauguró la nueva sede de la parroquia donde una imagen del Sagrado Corazón de Jesús da la bienvenida a los fieles.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

Carlos y Maggie Pernas, uno de los matrimonios fundadores de la parroquia Prince of Peace hace tres décadas, cuando los servicios se realizaban en el Colegio de Belén. En marzo de 1999, se inauguró la nueva sede de la parroquia donde una imagen del Sagrado Corazón de Jesús da la bienvenida a los fieles.

El actual párroco, el P. Giovanni Peña, lidera la congregación con entusiasmo evangélico desde hace un año. “Es una comunidad muy dinámica, que me ha prestado toda la colaboración; me han apoyado estupendamente; es una comunidad con muchas expectativas y deseos de crecer, de recibir; cuando llegué les dije: ‘cada uno de ustedes es el sueño de Dios’”, recuerda.

El sacerdote, de origen colombiano, enfatiza que el rebaño de Prince of Peace aspira a ampliar su observancia “en la pastoral, en actividades —me dicen: ‘Padre, vamos a hacer una capilla de oración; vamos a crear esto otro’—, en nuevos ministerios, en salir al vecindario, porque la iglesia queda dentro del vecindario, no en una avenida principal”.

Uno de los proyectos en proceso de materialización es el ministerio de los enfermos. Alrededor de la parroquia abundan los hogares de ancianos, precisados de una mano amiga, segura y duradera. Además, muchos de los fundadores de la congregación ya son de avanzada edad, por lo cual “vamos a tratar de que la parroquia a la que pertenecían se haga presente”, acota el sacerdote.

Fue el 20 de septiembre de 1987 cuando se oficiaron las dos primeras Misas, en español e inglés respectivamente, en espacios generosamente cedidos sin cobro por el Colegio de Belén. Los asistentes hispanos eran en su mayoría cubanos, entre éstos el matrimonio Maggie y Carlos Pernas, quienes llevaron las ofrendas el día inaugural y continúan siendo miembros activos.

“Al principio estábamos todos muy unidos, porque éramos un grupo muy pequeño. Nos reuníamos en casa del Padre, mandábamos a pedir comida y cuando había alguna fiesta, se hacía en el patio de su casa”, recuerda Maggie Pernas, de 68 años, exdirectora de la catequesis parroquial.

Las Misas de fin de semana se celebraban en Belén, y las diarias y los bautizos, en la rectoría ubicada en la residencial cural. En un vehículo se creó una “sacristía ambulante” que transportaba los ornamentos litúrgicos y la vestidura del clero para la celebración eucarística en el colegio jesuita, una de las canteras intelectuales del catolicismo cubano.

“Aunque era incómodo mover todos los domingos las mesas y sillas de la cafetería para la Misa, la gente lo hacía con gusto. A medida que más cubanos se mudaron a esta zona empezamos a crecer más. Hoy en día somos de todas partes; somos las Naciones Unidas”, agrega la devota.

En marzo de 1999, fue inaugurado el salón parroquial, en 12800 NW 6 Street, donde se efectúan las ceremonias religiosas, actividades pastorales y culturales. La estructura se edificó siguiendo los lineamientos arquitectónicos de las misiones coloniales españolas en California, observa Carlos Pernas, miembro del antiguo comité pro-construcción. Diseñada con un efecto de atracción para los creyentes, presenta un campanario y arcos redondos en las puertas de entrada.

Con creatividad y genio humano, los fieles vencieron obstáculos como la oposición a la construcción de la parroquia por parte de un grupo de vecinos. María Alejandra Rivas, voluntaria nicaragüense de 35 años, se hace eco del testimonio de los feligreses de aquel tiempo: “El Condado organizó una audiencia de zonificación con los residentes y feligreses, quienes diseñaron camisetas para apoyar a su parroquia”.

Rivas aporta otro interesante dato: el altar de Prince of Peace fue elaborado por su segundo párroco, el P. Gerardo Díaz, quien “tiene el don de la carpintería y de trabajar con sus manos. Cuando llegó el P. Juan Torres en el año 2012, le puso una cubierta de mármol para preservar el altar de madera”.

Un valioso recuerdo para la historia: la invitación, escrita a puño y letra, a la primera Misa de la iglesia Prince of Peace, el 20 de septiembre de 1987.

Fotógrafo: DANIEL SHOER ROTH | LVC

Un valioso recuerdo para la historia: la invitación, escrita a puño y letra, a la primera Misa de la iglesia Prince of Peace, el 20 de septiembre de 1987.

Una noche reciente, el altar estaba refinadamente iluminado con luz roja y velas en ocasión de la Vigilia de Pentecostés, celebrada con cantos y alabanzas interpretados por el ministerio musical Adoremus.La música en la parroquia se vive con una gran fuerza carismática al servicio del anuncio del Evangelio, comenta Guillermo Gallegos, estudiante universitario de 21 años que toca la guitarra en el coro juvenil. “Hay una chispa muy especial propia de los latinos, con bastante influencia de merengue y salsa en las Misas, algo que nunca había experimentado en otra iglesia”, asevera.

Gallegos recibió en su hogar una influencia religiosa. Emigró de El Salvador junto a sus padres y hermanos en 2012. Arribaron a Miami un domingo y, animados por la gratitud, inmediatamente preguntaron cuál era la iglesia más cercana a su nuevo domicilio para asistir a Misa. “Desde el primer momento nos enamoramos; a la hora de la Comunión se cantó Cuánto he esperado este momento… cuánto he esperado que vinieras a mí; nos volteamos y dijimos: ‘el Señor nos quiere aquí’”.

El joven enaltece la armonía en la convivencia entre los fieles en una comunidad de orígenes nacionales muy diversos, así como la vocación de servicio al prójimo manifiesta en múltiples ministerios. Como él, medio millar de familias registradas han encontrado en Prince of Peace un nicho abundante en amor para formarse en la Fe y crecer colectivamente. Festejando con el gozo cristiano un aniversario feliz, la comunidad parroquial mantiene vivo el recuerdo del acontecimiento histórico fundacional y actualiza el deseo firme de remar mar adentro.


Daniel Shoer Roth es el autor de la biografía autorizada de Mons. Agustín Román, «Pastor, Profeta, Patriarca», publicada por la Ermita de la Caridad.


 

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