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Feature News | Tuesday, July 19, 2011

La Caridad nos une

Cubanos de dentro y fuera de la isla se unen bajo el manto de la Virgen

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Obispos cubanos que trabajan fuera y dentro de la isla celebran juntos la Misa en la Ermita de la Caridad; de izquierda a derecha: Mons. Arturo Gonzalez, obispo de Santa Clara; Mons. Agustin Roman, obispo auxiliar de Miami; y Mons. Felipe Estevez de la diócesis de St. Augustine, Fla.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Obispos cubanos que trabajan fuera y dentro de la isla celebran juntos la Misa en la Ermita de la Caridad; de izquierda a derecha: Mons. Arturo Gonzalez, obispo de Santa Clara; Mons. Agustin Roman, obispo auxiliar de Miami; y Mons. Felipe Estevez de la diócesis de St. Augustine, Fla.


Justo Luis Rodriguez de la Diócesis de Pinar del Rio lleva la cruz en procesión hacia el altar de la Ermita de la Caridad al comenzar la Misa.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Justo Luis Rodriguez de la Diócesis de Pinar del Rio lleva la cruz en procesión hacia el altar de la Ermita de la Caridad al comenzar la Misa.

MIAMI — “La caridad nos une” se está convirtiendo en más que un lema para los cubanos dentro y fuera de la isla. Se está convirtiendo en una realidad.

El lema fue adoptado por los obispos de Cuba en la preparación para el 400 aniversario, en 2012, del descubrimiento de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad, flotando frente a la bahía de Nipe.

Y ahora se está viviendo en la isla, mientras la imagen de la patrona de Cuba se abre paso a través de cada pueblo y ciudad en la nación oficialmente atea, atrayendo a multitudes en cada una de sus paradas.

También se está viviendo fuera de la isla, donde los sacerdotes cubanos y sus compatriotas exiliados se han reunido cada año, desde 1997. En el año 2000, estos “encuentros” de Iglesia a Iglesia crecieron para incluir a los laicos y miembros de órdenes religiosas. Ellos se reúnen para compartir sus experiencias de fe, y para renovar su compromiso de trabajar en la obra de evangelización, cada grupo consciente de que tiene que hacerlo desde su propia realidad.

“Se aprende mucho de esta gente”, dijo Rosario Bergouignan, una cubana de Miami que ha estado tomando parte en los encuentros desde el año 2000. “La iglesia de Cuba no habla del dolor, sino de la esperanza. Y el paso de la Virgen ha ayudado mucho en eso. Le ha dado esperanza al pueblo”.

Bergouignan se encontraba entre un grupo de 18 sacerdotes y laicos del sur de la Florida que se reunieron con 12 de sus homólogos de la isla en el encuentro más reciente, celebrado en Miami a mediados de julio.

El Padre Juan Sosa, párroco de la iglesia St. Joseph en Miami Beach, predica la homilía.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

El Padre Juan Sosa, párroco de la iglesia St. Joseph en Miami Beach, predica la homilía.

El 14 de julio, el grupo se reunió para concelebrar una Misa bajo el manto — tanto de manera literal como simbólica — de Nuestra Señora de la Caridad, pues el santuario junto a la bahía que lleva su nombre es una réplica arquitectónica del manto que caracteriza a su imagen.

Este año, 2011, es significativo en la historia de la diáspora cubana: se celebra el 50 aniversario de la llegada de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad a Miami, una imagen sacada subrepticiamente de Cuba a través de la Embajada de Panamá, que llegó justo a tiempo para la primera celebración local de su fiesta, el 8 de septiembre de 1961.

Este mes de septiembre también marca el 50 aniversario de la expulsión a punta de pistola de 131 sacerdotes y religiosos cubanos de la isla. Fueron puestos a bordo de un barco llamado Covadonga, que se dirigía a España. Entre ellos se encontraba el sacerdote recién ordenado Agustín Román, hoy obispo auxiliar emérito de Miami.

En otro signo de unidad, el encuentro coincidió este año, por primera vez, con la 37ª reunión anual del grupo que comenzó en el Covadonga: la Fraternidad de Sacerdotes y Religiosos de la Diáspora.

“¿Quién puede dudar de que Dios nos llama a todos, por medio de la imagen, por medio de la Virgen, a vivir transformados por el abrazo redentor de Su Hijo, sea cual sea nuestra situación?”, dijo el P. Juan Sosa, párroco de la iglesia de San José, en Miami Beach, durante la homilía de la Misa, el 14 de julio.

El P. Sosa salió exiliado de Cuba cuando era un adolescente, y ahora es miembro tanto de la fraternidad como de los encuentros.

El sacerdote señaló que el prelado de mayor rango a bordo del Covadonga, el Obispo Auxiliar de La Habana, Eduardo Boza Masvidal, consideró que la expulsión no era “ ni fracaso ni rechazo”, sino que la vio como “una nueva oportunidad para responder a la llamada de Dios”.

“El clero y los religiosos cubanos salían de la isla a predicar el Evangelio y a fomentar la fe en otras partes del mundo. En la isla, simultáneamente, la Iglesia de aquellos años se convierte a su vez en misionera y testigo de una nueva realidad, que estancaba su crecimiento, pero nunca impidió su testimonio de vida y de fe...”, dijo el P. Sosa.

Esa realidad de una Iglesia viva, actuando al máximo de sus posibilidades en medio de un régimen totalitario, es la que el pueblo de Cuba ha estado compartiendo con sus compatriotas exiliados desde hace más de una década. Al principio, los encuentros no recibieron mucha publicidad. Sin embargo, los participantes se han vuelto más audaces en los últimos años, invitando a la prensa a algunas de sus Misas.

Este año, los participantes también se han extendido a cuatro parroquias de la Arquidiócesis: Our Lady of the Lakes, St. Agatha, St. Joseph y San Lázaro, para concelebrar una Misa seguida por una reunión con los feligreses locales. Algunos también han viajado a Atlanta, San Agustín y Washington, DC, para reunirse con los exiliados cubanos que viven allí.

“Queremos que se enteren que la Virgen de la Caridad, en este 400 aniversario de su hallazgo, está haciendo el milagro de unir al pueblo cubano”, dijo Mons. Arnaldo Aldana, de la Diócesis de Holguín. “Queremos que este año sea un año de reconciliación para todos los cubanos, que somos un solo pueblo”.

“Lo fundamental es que nos unamos más”, dijo Justo Luis Rodríguez, de la Diócesis de Pinar del Río. “Hemos sufrido de ambos lados, pero también tenemos que gozar de ambos lados muchas cosas”.

Rodríguez dijo de la peregrinación de la Virgen de la Caridad por toda la isla: “Ha sido tremendo. Los que han salido de Cuba han encontrado un apoyo en la Virgen para sus vidas. Y hay muchos allá [en Cuba], que la habían olvidado y ahora la vuelven a recibir en sus casas. Yo creo que es un signo de Dios, que algo quiere de nosotros, de los de allá y los de aquí, como pueblo”.

Rodríguez agregó que los encuentros han sido muy productivos.

“La mayoría quiere ese camino de unidad, de que juntos busquemos caminos mejores para nuestra realidad como país, como pueblo. Siempre hay quienes buscan otra cosa, pero no creo que ni allá ni aquí sean la mayoría.”
Sacerdotes y obispos cubanos que trabajan fuera y dentro de la isla se unen para una foto despues de la Misa en la ermita.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Sacerdotes y obispos cubanos que trabajan fuera y dentro de la isla se unen para una foto despues de la Misa en la ermita.


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