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Feature News | Monday, June 22, 2015

Embajadores de las primeras impresiones

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Stephen Colella, secretario del Consejo de Vida Parroquial, habla a los trabajadores de las parroquias sobre un "guardián" que se convirtió en un santo: André Bessette de Montreal.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Stephen Colella, secretario del Consejo de Vida Parroquial, habla a los trabajadores de las parroquias sobre un "guardián" que se convirtió en un santo: André Bessette de Montreal.

Kay Kent, de la parroquia St. Helen, en Fort Lauderdale, recuerda un momento difícil mientras trabajaba en servicios al consumidor. Su anécdota sirvió para ilustrar cómo ciertas experiencias desagradables son compartidas con muchas personas y más fácilmente recordadas que las buenas experiencias.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Kay Kent, de la parroquia St. Helen, en Fort Lauderdale, recuerda un momento difícil mientras trabajaba en servicios al consumidor. Su anécdota sirvió para ilustrar cómo ciertas experiencias desagradables son compartidas con muchas personas y más fácilmente recordadas que las buenas experiencias.

MIAMI | La sonrisa de una secretaria de la parroquia o el apretón de manos de un acomodador: estos gestos podrían constituir la única iglesia a la que algunas personas asistan durante toda su vida.

Y porque “las primeras impresiones son las que cuentan”, como dijo el Arzobispo Thomas Wenski, los encargados de dar la bienvenida y los custodios de las puertas son también los primeros evangelizadores: la Iglesia viva que puede convertir las parroquias en lo que el Sínodo diocesano llama “centros de esperanza y evangelización”. 

De acuerdo con ese objetivo del sínodo, tres talleres recientes reunieron a estos “embajadores de las primeras impresiones” para agradecerles por todo lo que hacen; recordarles que sus trabajos son verdaderos ministerios; y darles algunas herramientas para usarlas cuando traten con situaciones difíciles.

Lisa Pinto, directora de Recursos Humanos de la Arquidiócesis, habla sobre LEAD: Las siglas de Listen (escuchar), Empathize (entender), Acknowledge (reconocer), Do something (hacer algo), una habilidad aprendida que puede evitar que la gente reaccione mal ante una situación difícil.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Lisa Pinto, directora de Recursos Humanos de la Arquidiócesis, habla sobre LEAD: Las siglas de Listen (escuchar), Empathize (entender), Acknowledge (reconocer), Do something (hacer algo), una habilidad aprendida que puede evitar que la gente reaccione mal ante una situación difícil.

Los talleres para el personal parroquial se realizaron en las parroquias Blessed Trinity, en Miami Springs, el 15 de mayo, y en St. Gregory, en Plantation, el 29 de mayo. 

El taller para los líderes de los acomodadores tuvo lugar el 30 de mayo, en la Universidad St. Thomas, en Miami Gardens. Los tres fueron presentados conjuntamente por las oficinas de Desarrollo, de Vida Parroquial y de Recursos Humanos, con un representante de Adoración que también habló a los acomodadores. Stephen Colella, secretario del Consejo de Vida Parroquial, señaló que “los custodios de las puertas” son mencionados por primera vez en el Antiguo Testamento, en el libro de Crónicas. El libro describe a las personas cuya tarea era abrir y cerrar las puertas del templo y saludar y guiar a los visitantes.

“Éste era un gran honor y un oficio importante para los israelitas; ponían en una lista sus nombres y su linaje familiar”, dijo Colella.

El personal de las parroquias participa en juegos de roles en el taller para aprender la mejor manera de reaccionar ante situaciones difíciles. Desde la izquierda: Karla Pacheco, Carolina Jaramillo y Yaneth Mutis de la parroquia St. Boniface, en Pembroke Pines.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

El personal de las parroquias participa en juegos de roles en el taller para aprender la mejor manera de reaccionar ante situaciones difíciles. Desde la izquierda: Karla Pacheco, Carolina Jaramillo y Yaneth Mutis de la parroquia St. Boniface, en Pembroke Pines.

Lo que era cierto en el Antiguo Testamento sigue siendo cierto hoy, porque “¿en dónde la mayoría de las personas experimentan la Iglesia?”, preguntó a sus oyentes. “Es en la parroquia”, respondió. “Es muy importante que lo reconozcamos”.

“Es un trabajo, pero no es sólo un trabajo”, dijo Colella. “Estamos en situaciones que afectan vidas”.

Para ilustrar eso, mencionó el ejemplo de St. Andre Bessette de Montreal, quien se hizo conocido como el “guardián de Dios”.

St. Andre nunca aprendió a leer y a escribir, por lo que nunca pudo convertirse en lo que más deseaba: un sacerdote. Pero gracias a la intercesión de su obispo se convirtió en un Hermano de la Santa Cruz y se le dio la única tarea que podía realizar: guardián de las puertas de su monasterio.
 Además de saludar a la gente, St. Andre tomaba el tiempo para orar con ellos, porque reconocía a cada persona como “un alma que se cruzó en su vida”.

Pronto, los milagros empezaron a suceder, y la gente comenzó a llegar al monasterio sólo para ver a St. Andre. Con el tiempo, su popularidad y su devoción a San José, a cuya intercesión confió sus oraciones, dieron lugar a la construcción del Oratorio de San José del Monte Real, uno de los santuarios más visitados en América del Norte.

María Elena Salazar (izquierda), de la parroquia Assumption, en Lauderdale-by-the-Sea y Belkis Ferrer de St. Katharine Drexel, en Weston participan en juegos de roles, en el taller para aprender la mejor manera de reaccionar ante situaciones difíciles.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

María Elena Salazar (izquierda), de la parroquia Assumption, en Lauderdale-by-the-Sea y Belkis Ferrer de St. Katharine Drexel, en Weston participan en juegos de roles, en el taller para aprender la mejor manera de reaccionar ante situaciones difíciles.

“Ustedes tienen un ministerio muy importante”, reiteró Colella. “Por favor, no subestimen su testimonio”.

Pero ser ese guardián no es fácil, dijo Lisa Pinto, directora de Recursos Humanos de la Arquidiócesis. Suscitando gestos a favor en sus oyentes, citó algunas situaciones desafiantes afrontadas por el personal de la parroquia y los acomodadores: la novia que lo reservó todo excepto la iglesia donde esperaba casarse, y ahora no puede conseguir la fecha que quería para la boda; el desamparado que busca una limosna; el padre cuyo hijo empieza a llorar en medio de la Misa.

Pinto hizo que las secretarias y los acomodadores representaran algunas de estas situaciones a fi n de poner en práctica una técnica llamada LEAD. Son las siglas de Listen (escuchar), Empathize (entender), Acknowledge (reconocer), Do something (hacer algo). La describió como una respuesta preparada que impide a la gente caer en reacciones tan naturales como la actitud defensiva y la hostilidad.

Eso es importante, indicó Pinto, porque un estudio de mercado muestra que la gente generalmente suele contar a cinco personas una buena experiencia que tuvieron. Pero le hablan al doble de ellas sobre una mala.

“La gente va a recordar la mala experiencia porque cambia su comportamiento”, dijo Pinto. Dejan de comprar en esa tienda o de visitar ese restaurante… o de venir a la iglesia.

Y aunque la Iglesia no es un negocio, la evangelización consiste en atraer a las personas, señaló Martha Velásquez, directora de administración y eventos especiales de la Oficina de Desarrollo, en donde se originó la idea del taller para los “embajadores”.

Velásquez relacionó las primeras impresiones a la administración —la entrega de su tiempo, talento y tesoro—, pero señaló que el tesoro no debería ser la primera prioridad. Las parroquias deberían comenzar invitando a la gente a dar su tiempo y su talento.

“Si usted construye una relación con ‘agradecimientos’ y actividades para llegar a antiguos y nuevos feligreses, (esto) los atraerá de nuevo”, dijo Velásquez. Y no se olviden de llamarlos nuevamente cuando se inscriban en los ministerios, subrayó.

“Todas las personas que se inscriben para todos estos ministerios tienen que saber que son amadas, que son necesarias y que hay necesidades en la Iglesia, y ellas van a ayudar”, dijo Velásquez. “La creación de una parroquia viva traerá más gente de regreso a la parroquia”.

“Ellos juzgan a la parroquia frecuentemente por el espíritu de los que ven por primera vez”, coincidió la Hna. Jean Rosario, una Dominica de Adrián que se desempeña como directora de ministerios en St. Gregory.

“Lo más importante es cuidar a las personas. Y ésa es la imagen de Dios que debemos estar proyectando, porque Dios comenzó cuidándonos a nosotros primero. Eso es contagioso”, agregó.

Embajadores de las primeras impresiones no fue sólo un taller, sino también una manera de decir gracias al personal de las parroquias por el ministerio que realizan.

Fotógrafo: ANA RODRIGUEZ-SOTO | FC

Embajadores de las primeras impresiones no fue sólo un taller, sino también una manera de decir gracias al personal de las parroquias por el ministerio que realizan.

“Hoy soy un sacerdote porque (la parroquia) Our Lady of Lourdes me dio la bienvenida”, dijo otro presentador, el P. Richard Vigoa, que habló en el taller para los líderes de los acomodadores. El P. Vigoa es director de la Oficina de Culto y sacerdote-secretario del Arzobispo Wenski.

Señaló que el papel de acomodador es “el ministerio más antiguo de los laicos”. Antes del Concilio Vaticano II, “era un rito real antes de ser ordenado”.

“Éste es realmente un ministerio”, destacó el P. Vigoa. “Una vez que nos damos cuenta de que estamos en el ministerio, las gracias comienzan a fluir, los milagros comienzan a fluir. Y la gente empieza a notarlo y quiere un poco de eso”.

“Cada persona en la Iglesia tiene un rol para el bien mayor: ayudar a la gente a orar y a encontrar a Cristo”, añadió. “Regresen a sus parroquias y creen esa atmósfera”.

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